sábado, 29 de noviembre de 2014

Demostrar, demostrar y demostrar.

Nos hacen obsesionarnos con la búsqueda de una enfermiza perfección que no existe. Nos hacen creer que sólo somos valiosos por los éxitos que logremos, el "caché" que tengamos o lo que seamos capaces de demostrar. 

 La sociedad se pudre. 

Como una vez me dijo alguien al que extraño en estos momentos injustos y de impotencia:

 
"Tú ya eres valiosa por el simple hecho de haber nacido, de ser persona y de ser quien eres"




sábado, 1 de noviembre de 2014

18 de octubre del 2014

Sábado noche. El tiempo está loco y abruma con un bochorno casi insoportable. La noche ya se come a los días y pide entre susurros huecos un poco más de frío.
Yo me he perdido. Hasta tal punto que ya no me reconozco. Estoy vacía y es que no soy yo.
Ya no sonrío con ganas. Ahora sólo veo una mueca torcida en mi cara fingiendo simpatía.
Se ha roto mi sueño. Esperaba mucho de este año desde bien pequeña. Pero pocas veces los sueños se cumplen. ¿Qué plan hay para mí? ¿Para qué se supone que sirvo? Me pudro entre la impotencia que causa esta mediocridad que aprieta dentro de mí.
El mundo es malo, muy cruel. Yo soy débil y peco. La culpa se aferra con sus garras hasta mi cuello. Mi corazón ha dejado de respirar libre, con calma, con paz...
¿Acaso alguna vez ha sido todo eso?
Por qué se ha ido mi fe. La necesito para seguir con vida. Detrás de ello no queda nada, tan sólo la inútil verdad de pertenecer a un escondido suburbio de lo insignificante.
Sí. Justo ahí. ¿Ves el centro del universo? Pues yo me encuentro otro lado. Pequeña, limitada, sola... terriblemente sola.


 

24 de agosto del 2013

Y hoy todo resulta erróneo.
Las miradas se pasean de unos ojos a otros
ojos y el amor se convierte en un juego inerte,
quedándose en la superficie sin saber llegar a más.

Y la belleza no se siente sin los cuerpos, 
sin la carne, y nadie entiende, ni quiere
ver, los misterios, lo escondido, de la luna.

Recuerdos, de una niña, a la que el sol
guiaba, con sus rayos, con su luz
de inocencia, quien le daba, la pureza
de la vida, (sus estrellas) belleza que nadie veía.

Y ahora, ya no es niña, y se aferra a
sus sueños de trapo, de muñeca, rota,
y el amor que en ella brota se oculta
en su máscara, en historias, y juegos
de intriga que nadie se atreve a intentar,
a escuchar, ni a entender.