Yo me he perdido. Hasta tal punto que ya no me reconozco. Estoy vacía y es que no soy yo.
Ya no sonrío con ganas. Ahora sólo veo una mueca torcida en mi cara fingiendo simpatía.
Se ha roto mi sueño. Esperaba mucho de este año desde bien pequeña. Pero pocas veces los sueños se cumplen. ¿Qué plan hay para mí? ¿Para qué se supone que sirvo? Me pudro entre la impotencia que causa esta mediocridad que aprieta dentro de mí.
El mundo es malo, muy cruel. Yo soy débil y peco. La culpa se aferra con sus garras hasta mi cuello. Mi corazón ha dejado de respirar libre, con calma, con paz...
¿Acaso alguna vez ha sido todo eso?
Por qué se ha ido mi fe. La necesito para seguir con vida. Detrás de ello no queda nada, tan sólo la inútil verdad de pertenecer a un escondido suburbio de lo insignificante.
Sí. Justo ahí. ¿Ves el centro del universo? Pues yo me encuentro otro lado. Pequeña, limitada, sola... terriblemente sola.